NO DARSE POR VENCIDO

NO DARSE POR VENCIDO
" SIEMPRE HAY QUE ESCOGER EL CAMINO CON CORAZON , LO CONTRARIO ES VIVIR EN EL ENGAÑO ¨

lunes, 27 de septiembre de 2010

GUERREROS DE AMERICA



“A sabiendas del final, hay hombres que viven en su muerte. "



La Araucana, cuya primera parte fue editada en Madrid en 1569 es quizás uno de los poemas épicos más apasionados y extraordinarios escrito en letra castellana que saca a relucir todo el caudal de emociones que convergen en el desarrollo del hombre, sin importar su tiempo ni su raza.

Texto ambientado en el paisaje fértil del sur de Chile, surge como testigo del impulso fiero y audaz del español conquistador y el araucano, nativo altivo, orgulloso y soberbio parido en  tierra americana.

Alonso de Ercilla (1533-1594), poeta excelso cuya pluma sublime y apasionada buscó durante muchos años exaltar para su presente y el futuro una de las gestas guerreras más violentas, crueles y heroicas que ha vivido la humanidad y en especial las tierras de Arauco.

Nuestras raíces, ricas en minerales, en lluvias y en el cruce de razas que al conocerse se abrazaron con el ojo de la guerra y la esperanza de intrépidos colonos, aventureros y nativos fuertes de cuerpo y espíritu.

Las artes marciales suelen verse como sólo provenientes de Oriente. Si bien es cierto que en tierras orientales se gestaron singulares técnicas guerreras como medio para alcanzar la máxima efectividad en el combate y posteriormente se desarrollaron hacía la búsqueda del autocontrol, sumergido en la cortesía y el respeto al prójimo, entre otros importantes valores, en América y así lo ilustra con magistral verbo el poeta español, se vivió con tal intensidad el sudor y el grito del combate que aún los vientos del sur de Chile entre bosques de araucarias, veranos, e inviernos recuerdan los nombres inmortales de guerreros que defendiendo sus ideales, nutrieron con su sangre valerosa las tierras del fin del mundo.

Que mejor muestra de autocontrol y precisión la del arcabucero español, que frente a 100 fieros guerreros, insultándolo y agitando pica y mazos contra su humanidad, logra cargar y volver a cargar buscando el blanco de su mortal estruendo. Que valentía absoluta la del araucano, vestido de piel y tesón que blandiendo su pica o cortando el aire con flechas y piedras desmontaba la espada de años de tradición del jinete que lo pisoteaba, con herradura y experiencia.

Sin duda las artes marciales vienen de oriente, pero la valentía la traen los vientos, la furia y el cuerpo herido.

Mucho hay que aprender del karate-do, del aikido, del jujitsu del kenjutsu, y cuantas más artes marciales que iluminados maestros han dejado para la posteridad. Aprendamos de las artes marciales de oriente pero no olvidemos que en este lado del mundo también soñaron guerreros con tiempos de paz y cultivaron en silencio la osadía y la valentía cuando el temor constreñía antes de la batalla.

Las artes marciales vienen y se quedan para iluminar a la humanidad pero la guerra, grande en crueldad y egoísta en gloria despierta lo peor y mejor del hombre, donde la técnica no rebasa a la efectividad ni el poder del hombre que ha escogido por qué vivir o por qué morir.



sensei Darwin Rojas